El arquitecto y grabador Giovanni Battista Piranesi (Mogliano di Mestre, 1720 – Roma, 1778) está considerado una de las figuras centrales de la cultura artística europea del siglo XVIII. Natural de Venecia, donde se formó como arquitecto, en la década de 1740 se trasladó a Roma. En la Ciudad Eterna inició su carrera como grabador junto a Giuseppe Vasi, colaborando en la edición de las primeras guías ilustradas de Roma. La excepcional destreza de Piranesi con la técnica del aguafuerte encontró su medio de expresión en una serie de publicaciones centradas, mayoritariamente, en la Roma antigua. Asimismo, su obra grabada destaca por la renovación de los encuadres y puntos de vista, la dramatización de los espacios y el dualismo entre interés arqueológico e imaginación desbordante.
Piranesi canalizó su gran interés por las antigüedades romanas más allá de sus habilidades como grabador, liderando una lucrativa actividad mercantil que le convirtió en uno de los anticuarios más importantes de Roma. De su taller salían todo tipo de objetos escultóricos que tenían como clientela principal la aristocracia británica. Un ejemplo relevante es la Chimenea de mármol blanco y pórfido rojo que preside este espacio, en la que destaca un relieve de alabastro del siglo II d.C. dedicado al dios Baco. Esta pieza fue encargada a Piranesi en 1774 por George Grenville-Temple, futuro primer marqués de Buckingham, para embellecer la residencia familiar de Stowe House (Buckinghamshire, Inglaterra). Tras un apasionante viaje a través de los siglos y la geografía europea, la pieza llega a Banco Santander en 1959, destinada a presidir la Sala de Consejo de Banco Santander en Paseo Pereda.
El Espacio Piranesi invita a sumergirse en la obra de uno de los artistas más polifacéticos de la Historia del Arte, haciendo al mismo tiempo un recorrido por uno de los conjuntos más representativos de la Colección Banco Santander.
Esta serie de vistas de monumentos de la Roma antigua y moderna fue la clave del éxito comercial de Piranesi. Las estampas estaban destinadas mayoritariamente a los viajeros del Grand Tour, el viaje formativo que emprendían los jóvenes aristócratas europeos en los siglos XVII y XVIII, pero también a arquitectos, artistas y eruditos. Las 135 estampas se convirtieron en testimonios de la Roma de su época y tuvieron una enorme fortuna crítica en los siglos posteriores, llegando a ser imágenes icónicas de la ciudad. Los cuatro grabados expuestos nos muestran vistas de monumentos aún reconocibles y visitables en la actualidad – la Pirámide Cestia en Roma (6-7) y el Arco de Trajano en Benevento (8) – y una reconstrucción de las ruinas de la Villa de Mecenas en Tívoli (5).
Esta publicación consiste en un ejercicio titánico de arqueología especulativa que tiene como objetivo reconstruir el área monumental del centro de Roma. La imaginación desbordante de Piranesi, combinada con su pasión erudita por las ruinas antiguas, dan como resultado una serie de reconstrucciones hipotéticas, mezcla de arquitecturas fantásticas y fragmentos de monumentos existentes. La obra, titulada Il Campo Marzio dell’Antica Roma (El Campo de Marte de la Antigua Roma), está dedicada al arquitecto británico Robert Adam (1728-1792), quien fue discípulo de Piranesi durante su Grand Tour por
Italia entre 1755 y 1757. La mayor parte de los estudios que el artista italiano condujo para la elaboración de esta publicación los realizó junto a Adam, en la que fue la base de una relación artística que tuvo gran repercusión a nivel europeo. Robert Adam regresó a Londres con unos conocimientos y conceptos sobre la Antigüedad y la práctica arquitectónica altamente influenciados por Piranesi. Al retomar su actividad como arquitecto, este bagaje le permitió convertirse en uno de los principales impulsores del movimiento neoclásico inglés, mediante el desarrollo del denominado “estilo Adam”.
El único grabado expuesto de esta serie (9) contiene una inscripción dedicatoria a Robert Adam en un fragmento de arquitrabe ubicado en la parte inferior izquierda de la lámina, testimonio del respeto y admiración que se profesaron estas dos figuras centrales del Neoclasicismo europeo.
Esta publicación recoge la pasión erudita de Piranesi por las antigüedades romanas y su obsesión por conservar su memoria. A lo largo de cuatro tomos, el arquitecto describe y mide minuciosamente un extenso inventario de piezas antiguas de origen itálico, etrusco y romano. La obra completa está compuesta por 256 láminas distribuidas en cuatro volúmenes. En este espacio están expuestos 22 grabados que recogen en su mayor parte fragmentos de inscripciones, urnas y otros elementos funerarios, así como plantas, alzados y vistas de cámaras sepulcrales romanas. A destacar algunos enclaves arqueológicos conocidos de la Roma actual como el Mausoleo de Augusto (12-13), el Pórtico de Octavia (19) y la Tumba de los Escipiones (27).
La catalogación de antigüedades continúa en esta publicación dedicada a las columnas monumentales de Trajano (21), Marco Aurelio (20) y Antonino Pío (22). Esta obra reúne tres de los intereses principales del artista italiano: la ingeniería y el método constructivo romano, la representación del monumento antiguo en el contexto de la ciudad moderna y la relación entre arquitectura y ornamento. Las Columnas de Trajano y Marco Aurelio se presentan mediante vistas completas que incluyen explicaciones de los relieves escritas a lo largo del fuste. Piranesi representa los relieves de las columnas originales de forma selectiva, escogiendo aquellas figuras y aquellos elementos que le permiten crear un catálogo de imágenes antiguas. En el caso de la Columna Trajana, Piranesi se toma la licencia de reconstruir el coronamiento original incluyendo una recreación de la estatua de Trajano, la cual en época del Papa Sixto V (1585-1590) había sido sustituida por la estatua de San Pedro que ha llegado hasta nuestros días.
En el campo teórico, Piranesi se erigió como uno de los más firmes defensores de la tradición etrusca y romana en el contexto del debate grecorromano, la disputa teórica que centró buena parte del pensamiento estético y artístico del siglo XVIII. En publicaciones como Della Magnificenza ed Architettura de’ Romani (De la magnificencia y arquitectura de los romanos, 1761) o Osservazioni di Gio. Battista Piranesi sopra la Lettre de Monsieur Mariette (Observaciones de Gio. Battista Piranesi sobre la carta de Monsieur Mariette, 1765), Piranesi polemiza con los eruditos que defendían la superioridad del clasicismo griego.
Las cinco láminas expuestas pertenecen a la segunda parte de Osservazioni, titulada Parere su l’architettura (Opiniones sobre arquitectura), donde Piranesi presenta sus argumentos a favor de los orígenes etruscos de la civilización romana mediante un diálogo entre dos personajes imaginarios – Didascalo y Protopiro – que actúan respectivamente como defensor y detractor de las ideas piranesianas. Estas ilustraciones muestran el lenguaje ornamental que reivindica el arquitecto italiano, un estilo altamente imaginativo y desvinculado de toda convención que combina motivos procedentes de la tradición egipcia, etrusca y romana.
Directamente vinculada con la actividad de Piranesi como anticuario, Vasi, Candelabri, Cippi,… consiste en un catálogo de 112 grabados de piezas salidas del taller del artista italiano. Esta obra fue publicada póstumamente por su hijo Francesco, con la intención de publicitar y divulgar entre los coleccionistas europeos ejemplos de la producción del taller piranesiano. Las ilustraciones de estos grabados van acompañadas de descripciones de las piezas y dedicatorias a los principales clientes y patronos de Piranesi. La mayoría de los objetos presentados son fragmentos antiguos fuertemente restaurados e integrados en composiciones modernas según el gusto de la época. Entre las láminas aquí expuestas, destacan urnas sepulcrales y otros objetos funerarios, trípodes y distintos puntos de vista de una escultura en forma de nave, todos ellos muestra del ingenio y destreza de Piranesi como grabador y marchante de arte.
La pieza más relevante de este espacio es la Chimenea de mármol blanco, pórfido rojo y alabastro (43) diseñada por Piranesi en 1774. Esta llegó a Santander de la mano del entonces presidente de Banco Santander, quién la adquirió en 1958. Don Emilio Botín Sanz de Sautuola y López es el artífice de este sorprendente encuentro entre Giovanni Battista Piranesi y Robert Adam que se produce en Santander en pleno siglo XX. Su busto, obra de Juan de Ávalos, da la bienvenida a esta sala dedicada a uno de los capítulos más destacados del mecenazgo artístico desarrollado por Banco Santander a lo largo de su historia y que continúa con la remodelación de la sede de Paseo Pereda para su apertura a la sociedad.
Las banquetas, pebeteros y paneles que forman parte de esta exposición son objetos elaborados en los años 60 del siglo XX para el ala institucional del edificio de Banco Santander en Paseo Pereda. Sus espacios interiores fueron concebidos según una recreación contemporánea del estilo Adam liderada por Oswin Bateman-Brown, arquitecto y decorador de la firma inglesa Lenygon & Morant. Esta interpretación moderna de un estilo propio de la Inglaterra del siglo XVIII fue puesta en valor mediante la instalación de la Chimenea diseñada por Piranesi en la Sala de Consejo, la estancia más representativa del edificio.
Estos elementos se caracterizan por estar tallados en madera de forma artesanal siguiendo un repertorio de motivos clásicos propio del estilo Adam. Las banquetas (46) –decoradas con cabezas de carnero y garras de león – son réplicas de las diseñadas por Robert Adam para el vestíbulo de Osterley House (Inglaterra, 1761), mientras que los pebeteros (47) – decorados con cabezas de sátiros, carneros y esfinges – toman como fuente de inspiración algunas de las piezas más características de la producción del taller de Piranesi, de las cuales se pueden ver algunos ejemplos en los grabados aquí expuestos.